Asumir el liderazgo de tu vida en un momento bisagra tan delicado y con todo lo que ya sabes, exige de ti una impecabilidad en la que no caben concesiones a lo viejo ni a lo turbio. De ninguna manera.
Tu lucidez y tu visión del momento presente -se está haciendo de día por lo que parece-, y la limpieza con la que quieres que el mundo se maneje te hace descartar medias tintas sin contemplaciones. Ya te resulta fácil ver que de las pequeñas concesiones han resultado desastres que no imaginabas y que ya no puedes negar. En tus actitudes melífluas descansa una maraña de fardos en tu mochila, que la memoria te va mostrando y de la que ahora necesitas descargarte para fluir con este tiempo.
El Rey de Espadas, que en su día pudiste tachar de rígido, dogmático y frío, viene hoy a regalarte sus virtudes, su autoridad, su limpieza, para que te hagas consciente de la fuerza y de la pertinencia y la excelencia de tu criterio cuando tu propósito es tan luminoso y tan universal, tan conectado con la vida; tan inclinado a cruzar el umbral donde no hay contradicciones entre lo que es bueno para ti y lo que es bueno para toda la humanidad.
Atrás han de quedar falsos dilemas, y te podrás reír de exclusiones y posicionamientos que en otro tiempo te llevaban por delante. Feliz día para una determinación incondicional en favor de tu propósito; la anchura, la claridad y la responsabilidad de tu mirada te regala el carisma necesario para el liderazgo que te corresponde asumir, contigo o en el ámbito en que te manejes, nunca pequeño por pequeño que sea.